Un Burrotaxi en Plaza nueva Se dice que existía en Plaza Nueva una especie de parada de burro-taxi regentada por Pepica, la de las burras, allá por el año 1.900; su misión era alquilarlos por unos céntimos para facilitar la subida al Albayzín.Los viajeros eran acompañados por unos niños que luego bajaban el burro al trote por la cuesta del Chapiz. No fue sólo Manjón el único cura que viajaba en burro; yo llegué a conocer a Don Antonio Gómez, profesor de Ciencias,que también bajaba a Granada en burra, allá por 1960; su habitación en el Sacromonte era un auténtico laboratorio de Ciencias.
José Cortes, alumno que fue de Don Antonio, en sus preciosos comentarios sobre la obra del pintor y poeta granadino Torre Morenilla, dejó escrito esto: "Don Antonio era además un científico de los de antes, a veces en las clases nos hablaba de sus descubrimientos de laboratorio. Su habitación era un zoológico. Siempre en burra y con su manto, a los gitanillos les daba caramelos", al tiempo que les decía: "para que os endulcen la vida, que bien amarga es".Esta otra aventura tiene también como protagonista a un catedrático de nuestra Facultad de Medicina, y no a un burro sino a unos caballos.Se trata del doctor José Martín Barral , padre de la poeta Elena Martín Vivaldi. Se dice que cuando el médico sacó la cátedra era llevado a las clases por su propio padre que era cochero. Dicen que al pasar por calle Mesones gritaba, con afán de ser oído por todos los viandantes: ¡apartad, apartad, que llevo a mi hijo que es catedrático!
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